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Opinión

El estado benefactor y el futuro incierto de Europa ¿Oportunidades para países del sur?

Entre 1989 y el 2015 la Unión Europea prácticamente duplicó sus miembros y logró posicionarse en tercer lugar mundial en cuanto a población sólo detrás de China e India.

La comunidad de países logró convertirse en uno de los mercados económicos y comerciales más grandes del mundo al facilitar el movimiento libre de productos, servicios y personas al eliminar las fronteras entre sus miembros.

A pesar de estos importantes logros, el proyecto europeo se encuentra al borde del fracaso: el crecimiento económico en la zona es escaso, la inequidad económica se encuentra en aumento, el escepticismo europeo se encuentra a la alza al igual que los sentimientos xenofóbicos; el surgimiento de movimientos populares y de partidos políticos de ultra derecha ha aumentado dramáticamente en los últimos años.

Con la incorporación de nuevos miembros de Europa central, del este y del sur al bloque europeo, mejor conocidos como EU-8+2, la Unión Europea ha perdido su anterior homogeneidad económica y social. Mientras los nuevos miembros ampliaron de manera importante el mercado económico de la Unión Europea, también trajeron consigo una infinidad de problemas sociales, económicos y de estabilidad política que han afectado al bloque en su totalidad.

Economistas han pronosticado cinco años más de estancamiento económico. Alemania ha implementado reformas que tratan de alentar el crecimiento tales como la introducción del salario mínimo; sin embargo, esta política en conjunto con deficiencias estructurales del país disminuirán el crecimiento económico en el largo plazo. Alemania ya no es considerada como un modelo a seguir en el contexto europeo.

Este hecho es preocupante ya que este país es el motor de la economía europea y ha ya reducido sus expectativas de crecimiento dramáticamente de 4.5 a 3.5 por ciento y su economía se encuentra en retroceso. Italia y Francia, otras de las economías centrales de Europa, están rondando cerca del 0 por ciento de crecimiento económico.

La eliminación de las barreras también trajo presiones sociales importantes para los miembros de la Europa occidental: el incremento de la migración legal e ilegal que trae consigo importantes dimensiones sociales, políticas y culturales. Desde una perspectiva económica, la migración hacia el oeste ha estado motivada principalmente por la mejoría de los niveles de vida y las expectativas de prosperidad que esos miembros ofrecen a los migrantes del este. La mejoría en los estándares de vida de los migrantes se ha dado de dos formas: en primer lugar mediante su acceso al mercado laboral de manera legal y el acceso a un mejor nivel salarial; en segundo lugar mediante el acceso a apoyos económicos y sociales otorgados por el estado benefactor independientemente del estatus laboral del migrante.

La atracción de estos programas asistencialistas para los migrantes radica en su generosidad, fácil acceso, y rápido otorgamiento. El principio de trato igualitario de la Unión Europea requiere que todos los ciudadanos del bloque tengan acceso a los mismos derechos y beneficios que aquellos nativos de cualquier país miembro.

El estado benefactor (Welfare State) surgió después de la Segunda Guerra Mundial debido a un compromiso de clases para apoyar a aquellos combatientes que no se encontraban en condiciones para incorporarse activamente al mercado laboral debido a problemas físicos o emocionales causados por la guerra.

La idea detrás del estado benefactor es que en una sociedad equitativa todas las personas deben ser tratadas equitativamente y deben tener acceso al mismo número de beneficios y derechos que los demás sin importar su condición física, emocional o laboral. El estado benefactor, en un principio, estaba basado en la premisa que estas personas receptoras de tales beneficios se incorporarían al mercado laboral en un futuro devolviendo así lo que el estado había invertido en ellos.

De esta manera el estado benefactor garantiza a los ciudadanos un cierto estilo de vida incluso en el desempleo y este tipo de beneficios puede continuar de manera ininterrumpida mientras el ciudadano no se inserte al mercado laboral.

Después de la Segunda Guerra Mundial, países como Alemania, Bélgica, Reino Unido y Francia alentaban la migración. A partir del declive de sus economías en los años setentas, los europeos comenzaron a darse cuenta que la migración no es siempre positiva. En años recientes la conexión entre migración y estado benefactor ha tenido un auge importante ya que el estado benefactor trata a diferentes grupos de manera diferente: para algunos el acceso a los beneficios es más fácil, más generoso, menos demandante y con menos obligaciones que para otros. Los migrantes de la Unión Europea del este o de aquellos de la Commonwealth británica se encuentran entre los grupos con mejores beneficios y menos obligaciones.

El estado benefactor europeo protege a la gente de los peligros asociados con el desempleo, la discapacidad, la enfermedad, los bajos ingresos, la vejez, la exclusión social, entre otros. Aquellos trabajadores con bajos ingresos pagan nulos o mínimos impuestos pero tienen derecho a ingresos estatales suplementarios tanto para ellos como para sus familias; tienen acceso a escuela gratis, acceso a casas con rentas pagadas por el estado, servicios médicos gratuitos, ingresos adicionales por cada menor integrante de la familia; y acceso a una gran infraestructura estatal sin costo alguno.

Las cifras muestran que una persona en estas condiciones recibiría en ingreso entre mil 894 y 2 mil 100 libras esterlinas al mes equivalente a aproximadamente 46 mil 200 pesos mexicanos. El estilo de vida británico de una persona de clase media requiere un ingreso promedio de mil 400 libras al mes.

El salario promedio para una persona con licenciatura por hora en el Reino Unido se encuentra entre 8 y 10 libras, en teoría una persona en un empleo de tiempo completo labora un aproximado de 40 horas semanales. Suponiendo que esta persona reciba el ingreso más alto por hora, 10 libras, estaría percibiendo sólo  mil 600 libras al mes, cifra por debajo de una persona que se encuentra recibiendo beneficios del estado benefactor. Aunado a esto, el trabajador legal aún tendría que pagar impuestos al estado, que sirven para sufragar los gastos del estado benefactor. Aquellas personas percibiendo beneficios, no tienen que pagar impuesto alguno, por lo que el ingreso es neto.

De esta manera, los beneficios exceden en la gran mayoría de los casos lo que el beneficiado llega a producir o paga en impuestos. Una parte importante de las personas que se encuentran recibiendo apoyo por parte del gobierno son migrantes de la Unión Europea o en el caso del Reino Unido, de países de la Commonwealth.

La presión causada por la migración en el presupuesto público tendrá tarde o temprano consecuencias desastrosas para el equilibrio económico de la Europa occidental y se tendrán que reducir los beneficios otorgados si se quiere evitar un futuro colapso financiero. El tradicional estado benefactor otorga muy pocos incentivos para que la gente se integre al mercado laboral: los beneficios son otorgados mientras no se trabaje y se pierden en el momento en que se tiene un trabajo bien remunerado. El mismo marco institucional del estado benefactor ofrece pocos incentivos para la inserción laboral.

En teoría, la migración es buena ya que incentiva el crecimiento. Esta premisa es cierta siempre y cuando el migrante contribuya de manera activa en la economía del estado receptor. El problema es que este tipo de migración no está presente en Europa ya que el estado benefactor funciona como imán para personas escasamente calificadas de países del este europeo.

Los migrantes no son seleccionados por su preparación profesional sino por razones humanitarias (caso Calais) o bien debido al libre movimiento que gozan las personas en la Unión Europea. Si la calidad del migrante es baja, éste preferirá emigrar a un país en los que pueda acceder a beneficios sociales y económicos altos y de manera rápida.

La integración de los migrantes al mercado laboral es muy baja ya que las posibilidades de que tenga un ingreso mayor por parte de los ingresos de estado benefactor que por medio de un empleo son altas.  Su baja inserción está también determinada por sus características: la disponibilidad laboral para personas de baja educación es casi nula y hay ciertos nichos de empleo completamente monopolizados por ciertos grupos de migrantes como lo es el caso de los empleados de limpieza y la migración polaca.

El 13 de enero de este año la Comisión de la Unión Europea reveló que en el 2014 más de 276 mil migrantes ilegales entraron a la Unión Europea. Esto representa un incremento del 155 por ciento en comparación con el 2013. A esta cifra se le tiene que sumar la migración legal que proviene del este del bloque europeo y que busca insertarse en los países de la Europa Occidental.

La migración masiva está poniendo en peligro la región: para que los países puedan financiar el estado benefactor a largo plazo necesitan que el 80 por ciento de su población adulta se encuentre laborando, sin embargo la participación laboral de los migrantes es escasa.

En el caso de Suecia únicamente el 51 por ciento de los migrantes labora, mientras que el 84 por ciento de los nativos suecos se encuentra participando activamente en la economía. En Suecia el 46 de cada 100 desempleados no son nativos del país.

En Alemania, Dinamarca, Holanda, Francia y Reino Unido, los migrantes son más propensos a recibir beneficios debido a su baja capacidad para percibir un ingreso y son más propensos a costarle más al Estado ya que provienen de familia numerosas en comparación con la población nativa.

Estas cifras son preocupantes ya que en Alemania, Francia y Reino Unido la población migrante rebasa ya el 6 por ciento y se espera un incremento importante en años futuros. La desigualdad en el acceso y cobertura de los beneficios en toda la Unión Europea ha creado un fenómeno conocido como “welfare shoppin”;  en otras palabras, la migración a países de la Unión Europea que ofrecen mayores beneficios sociales. En Dinamarca únicamente, el costo anual neto de la migración en el 2014 fue de 50 billones de coronas.

El problema a la larga reside en que ningún país europeo está reemplazando a su población de manera natural, varios miembros de la Unión se encuentran en una tasa de natalidad de 1.2 donde la población no se puede recuperar. El estado benefactor ha estado gastando más dinero aún cuando se tiene un balance demográfico insostenible. Hay menos personas en empleo que contribuyan al sistema en su totalidad.

En una sociedad tradicional se espera que los jóvenes pasen de los 20 a los 30 años estudiando y posteriormente procreando una familia; en el modelo europeo actual los jóvenes comenzarán un matrimonio con miles de deudas que no les corresponden. El actual estado benefactor espera que estos jóvenes sigan contribuyendo efectivamente al esquema de seguridad social para que los nuevos migrantes, personas de la tercera edad, personas con capacidades diferentes y los desempleados puedan continuar disfrutando del esquema de beneficios otorgados por el estado benefactor europeo. Se espera que estos jóvenes continúen financiado la eterna red burocrática que se ha creado a su alrededor.

Este sistema es, a la larga, insostenible ya que la población económicamente activa no podrá seguir sosteniendo a la gran masa de personas en el sistema de beneficios que se incrementa de manera alarmante. Aquellos con mayor tendencia a tener hijos son también los menos propensos a trabajar o a ser capaces de mantener a esos niños. La tasa de natalidad entre las mujeres con acceso a beneficios es tres veces mayor que aquellas laboralmente activas. Este índice demográfico únicamente perpetúa el espiral defectuoso del estado benefactor en el cual el dinero tiene que gastarse en una base poco productiva.

El estado benefactor se encuentra en bancarrota y no se ha dado cuenta aún. La realidad no se ha encontrado de frente con las cifras. Por el momento, este sistema de beneficios se encuentra flotando entre deudas basadas en la productividad obsoleta, infraestructura caduca y una población productiva cada vez más disminuida. No tiene un futuro prometedor. Económicamente el Estado puede terminar en crisis; políticamente, el centro puede colapsar.

De la izquierda partidos como el Syriza de Grecia están retando las actuales políticas de austeridad Europea, y desde la derecha, partidos euroescépticos están tratando de fragmentar el modelo Europeo, entre ellos el UKIP inglés cuyos adeptos se encuentran a la alza en el Reino Unido y cuyo eje político principal es la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Precisamente ahí hay una presión constante de partidos nacionalistas como el SNP (Scottish National Party) que demanda la independencia de Escocia y cuenta con un número importante de votantes. El racismo y la xenofobia cada vez tienen más partidarios y la Islamofobia está a la orden del día.

En el caso particular del Reino Unido su permanencia en la Unión Europea depende de si le es permitido detener inmigrantes del resto del bloque europeo atraídos por su relativamente generoso y laxo estado benefactor.  David Cameron, Primer Ministro, quiere los inmigrantes que se encuentren trabajando tengan un periodo de 4 años de espera antes de poder acceder al sistema de beneficios y aquellos inmigrantes en desempleo se les negaría en acceso total al sistema.

Encuestas recientes  muestran que la migración es un tema crucial en las elecciones de este año. Si estas propuestas son implementadas afectarían a un total de 300 mil inmigrantes que se encuentran empleados en trabajos escasamente remunerados.

Aquellos migrantes en desempleo serían forzados a dejar el Reino Unido en un periodo de seis meses si no son capaces de conseguir un empleo en ese tiempo. Asímismo se intenta que nuevos miembros de la Unión Europea no puedan acceder al mercado laboral británico hasta que sus economías se encuentren a la par con la inglesa. Estas políticas se deben a que de enero a junio del año pasado 228 mil ciudadanos europeos se mudaron al reino aumentando la presión económica y a esto se le debe sumar la migración legal e ilegal de ciudadanos no europeos.

Ante este panorama, existen únicamente dos alternativas: seleccionar a los migrantes por si ingreso, habilidades y nivel educativo para asegurarse que no sean recipientes netos de recursos públicos.  La segunda es seleccionar minuciosamente el acceso al sistema de beneficios para que este sea tan limitado como se pueda. Un estado benefactor funcional debe proveer empleo y no asistencialismo.

El fin de la preeminencia europea puede ser ventajoso para aquellos países del llamado sur. Existen dos tipos de cambio de poder: transición, que implica el cambio de poder entre estados; y difusión que implica el cambio de poder de estados a actores no estatales. El mundo en la actualidad está experimentando los dos cambios de poder: por un lado el centro económico tradicional se encuentra en proceso de erosión. El actual modelo europeo es altamente insostenible y llevará a la quiebra y colapso del sistema en su totalidad en algunos años. La firma PwC (1) encargada de monitorear los índices económicos mundiales ha ya evidenciado el posible cambio de poder que puede darse en unos años.

Es importante ver que esta tabla sustenta la predicción del fin del esquema europeo y el posible surgimiento de un nuevo polo de poder encabezado por los países del sur, entre ellos México. La clave es impulsar el comercio y la inversión entre la región. Las economías en desarrollo de Asia, encabezadas por China y la India crecen tres veces más rápido que las de los países industrializados. De la misma manera, América Latina superó la crisis con notable rapidez que los países en desarrollo. La región del sur continúa siendo un mercado sin explotar. El comercio y la inversión se encuentran aún en una etapa incipiente por lo que es necesario consolidar y fortalecer los vínculos así como aprovechar las complementariedades y promover alianzas empresariales.

 

Lisdey Espinoza Pedraza.

Licenciada en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana y Maestra en Relaciones Internacionales y Orden Mundial por la Universidad de Leicester en el Reino Unido.

Se ha desempeñado como académica e investigadora en las áreas de ciencia política, relaciones internacionales, historia y lengua inglesa en varias instituciones de nivel superior en el Estado de México y actualmente se encuentra cursando un Doctorado en Filosofía, Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

 

 

Referencias bibliográficas:

1 https://www.pwc.com/gx/en/issues/the-economy/assets/world-in-2050-february-2015.pdf

 

Foto tomada de www.rtve.es.

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