“México es un tesoro, un tesoro por todo lo que es, pero también por el hecho de que la mitad de los mexicanos son jóvenes, son el futuro; tenemos la responsabilidad de ofrecerles una patria mejor y, si trabajamos todos juntos, vamos a lograrlo”, expresó Monseñor Franco Coppola, nuncio apostólico de la Santa Sede en México, luego de ser recibido en su calidad de enviado del Estado Vaticano en México y otorgarle el nombramiento de visitante distinguido durante la Octava Sesión Solemne del H. Cabildo de Toluca.
La capital de la entidad lo recibió como merecen todos los representantes de otros Estados Soberanos que la visitan, en señal de unidad y cordialidad entre países. Monseñor Coppola dijo sentirse honrado por la distinción durante su primera visita pastoral en el país y, sobre todo, en la ciudad de Toluca.
Acompañado por el Obispo de Toluca, Monseñor Francisco Javier Chavolla Ramos, el representante del Estado Vaticano en México destacó que la colaboración que existe entre instituciones por el bien del pueblo, es un modelo que debe multiplicarse en el resto del país.
En su mensaje, el alcalde Fernando Zamora Morales, dijo que la población se siente distinguida porque de los 31 municipios que integran la diócesis, eligió la capital mexiquense para su visita de cortesía diplomática.
“En el municipio de Toluca, Estado de México, el Estado Vaticano cuenta con amigos en la lucha por el bienestar de los seres humanos. En Toluca, desde nuestra trinchera trabajamos día a día, incluyendo los fines de semana, para tratar de ofrecer una mejor calidad de vida a quienes aquí habitan. Nos empeñamos también en temas relacionados con la salvaguarda de integridad de las personas, atendiendo puntualmente la agenda internacional en materia de género y del cuidado a los menores”, puntualizó el edil.
Al término de la Sesión Solemne, en la Catedral de la capital se ofreció un bello concierto de música sacra, a cargo de la Orquesta Filarmónica de Toluca y el Coro Diocesano, que interpretaron obras extraordinarias como el Ave María de Jaques Arcadelt; Laudate Dominum, de W. A. Mozart, y Aleluya, George Frideric Händel, entre otras.