Este martes 17 de agosto fue abanderada la delegación mexicana que participará en los Juegos Paralímpicos Tokio 2020 que arrancan oficialmente la próxima semana, el 24 de agosto.
Como sucedió con los Juegos Olímpicos Tokio 2020, la cobertura periodística de la justa paralímpica estará condicionada por la pandemia por COVID-19, pues Japón sigue enfrentando una situación seria de contagios. Las autoridades de la capital japonesa ya determinaron que los estadios seguirán cerrados al público y habrá acceso controlado de medios y periodistas.
Claro que pocos, muy pocos medios internacionales mantendrán el despliegue técnico y operativo de los pasados juegos.
Es muy probable que, de entrada, en el caso de los medios mexicanos se repita lo que sucede en cada edición de las olimpiadas del deporte adaptado y que es que los medios no le brindarán la misma atención que a los Juegos Olímpicos que terminaron hace unos días.
Veremos que medios impresos, de radio, TV y digitales no van a tener secciones especiales sobre los juegos paralímpicos y menos tendrán coberturas en vivo. Han de creer que por ser deporte adaptado no merece la pena la desvelada.
Y a la par de la reducción en el interés por dar una buena cobertura informativa sobre las jornadas, habrá que sumar los vicios que medios y periodistas siguen cometiendo por falta de conocimiento, por ignorancia o simplemente porque hacen mal su trabajo.
Aquí me refiero a que habrá casos en que medios y periodistas repitan esquemas y estigmas discriminatorios que vulneran los derechos de las y los atletas que acuden a estos juegos y que viven con una discapacidad.
Medios y periodistas cometen dos errores:
- La mala práctica de “pobretear”. Es decir, de referirse a atletas paralímpicos con palabras como “pobrecitos” “minusválidos”, “discapacitados”, y les quieren ver como víctimas de su propia condición física o emocional.
- No son “súper héroes ni súper heroínas”. Y no me refiero a que no les reconozcamos como grandes atletas, más bien es esa terrible tendencia de los medios de querer referirse a personas con discapacidad como quienes tuvieran la obligación de hacer lo imposible “para superar sus deficiencias”. Hacer esto es regresar al primer error de creer que son personas de segunda.
Quienes acuden a los juegos paralímpicos son personas, son atletas de alto rendimiento que entrenan todos los días y se plantean metas a alcanzar. Nada las hace diferentes a otros y otras atletas, salvo que viven con una discapacidad.
En estos juegos paralímpicos medios y periodistas tienen la obligación de hacer un periodismo con visión de derechos humanos, reconociendo las condiciones particulares de cada atleta que nos representa y que son un grupo que regularmente consigue más medallas y recibe menos recursos y mucho menos atención mediática.
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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo Hoy” que se transmite los martes a las 13:00 hrs., por Radio Educación.
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