En la batalla por la Gubernatura del Estado de México, los precandidatos de los distintos partidos políticos construyen un discurso que refleja comportamientos, emociones y razones.
El próximo 4 de junio, 11 millones 258 mil 125 mexiquenses estarán en la posibilidad de elegir al nuevo Gobernador del Estado de México, entidad que junto con Colima, Coahuila, Campeche e Hidalgo no ha experimentado la alternancia política en la época contemporánea.
Los precandidatos de los distintos partidos viven la recta final de las precampañas electorales que culminarán el 3 de marzo, después de 40 días de promoción entre su propia militancia; lapso en el cual también protagonizaron actos públicos y entrevistas en medios de comunicación como lo establece el artículo 246 del Código Electoral del Estado de México.
Sin ser una campaña electoral, las precampañas han iniciado la batalla por el poder político y financiero de la entidad más poblada del país, donde habitan al menos 15 millones 175 mil 862 personas (INEGI, 2010).
En las precampañas es explicito que los precandidatos no sólo pelean la candidatura de sus respectivos partidos, sino posicionarse ante el electorado que buscarán conquistar en los meses de abril y mayo, cuando se realicen las campañas formales.
Papel importante en su estrategia electoral será la construcción del discurso con el cual tratarán de persuadir a los posibles votantes. Discurso que ya puede apreciarse de manera incipiente en la etapa de precampañas.
Como lo retoma Romano (2011) el discurso político se refiere a enunciados verbales (orales o escritos) producidos por políticos, que tratan de cuestiones de interés para los ciudadanos como integrantes de una sociedad organizada institucionalmente.
Además como parte del discurso dominante, dice la autora, el discurso político juega un papel importante en la transmisión de ideologías y representaciones sociales. Su objetivo fundamental es involucrar al receptor en el sistema de valores defendido por el enunciador, incitar a la acción y conseguir determinada reacción en los destinatarios.
Van Dijk (2005) agrega que hay una íntima relación entre el discurso, la ideología y la política, en el sentido que la política normalmente es discursiva e ideológica, utilizando como vehículos al habla y a los textos. Destaca que las ideologías también se expresan en el discurso político al dar énfasis a las cosas buenas de quien emite el discurso y a las malas del contrario; restando énfasis a las cosas malas que son propias y a las cosas buenas que resultan ajenas.
En este contexto resulta conveniente analizar el discurso que comienzan a desplegar los precandidatos de los principales partidos políticos. A la luz del sistema retórico planteado por la filosofía de Aristóteles, quien identifica que comunicar significa discursar, pretendiendo una voluntad verdad, por lo cual se requiere una vigilancia ética que la retórica garantiza (González-Domínguez, 2015).
Como el autor refiere, en el acto retórico está considerada la relación entre el lenguaje, signo, habla y discurso, que da esencia al hombre y lo cual le hace distinguirse de los animales.
Parte de la importancia del signo, como célula del logos (razón), en la concepción del lenguaje. Logos que gracias al trabajo del lenguaje establece la realidad. Y la retórica como instancia interpretativa entre la razón y el lenguaje.
Así la formalización de verdad (entendida como el acto de comunicar) se traduce en un uso cotidiano del lenguaje como actos retóricos. Actos cuyos efectos mantienen la vida de los hombres en su dimensión política y deseablemente en su parte ética.
Entonces el enfoque consiste en discernir la relación entre lenguaje, discurso y las formas de reproducir la voluntad de saber y de verdad, como indica Michel Foucault (González-Domínguez 2015).
Para iniciar este análisis es necesario retomar la trilogía argumentativa que propone la filosofía aristotélica, basada en el ethos, pathos y logos (comportamientos, emoción y razón).
De esta trilogía nos centraremos principalmente en el ethos, como elemento que garantiza la formalización o voluntad de verdad en la emisión de un discurso, mediante el cual se puede advertir la llamada vigilancia ética que va implícita en la retórica.
El teórico Roland Barthes señala que el ethos se aprecia como una connotación, pues al emitirse el discurso indica lo que es y lo que no es, bajo los matices del sentido común, la virtud moral y la benevolencia, con el claro objetivo de persuadir a un auditorio.
De esta forma el ethos comprende las formas de ser o de actuar que la misma persona refleja de forma implícita en su discurso (aspecto moral), y de ahí deriva la ética que reflexiona sobre los valores, virtudes o vicios de la propia sociedad.
A su vez el pathos se relaciona con la emoción y logos con la razón. Junto con el ethos constituyen la sutiliza de la persuasión como considera Aristóteles.
Esto se aprecia con mayor claridad en el sistema retórico de Aristóteles (González-Domínguez, 2015), que son los pasos para la construcción del discurso:
- Invención: el orador reúne los topoi (lugares comunes) bajo la forma de premisas.
- Disposición: organización de los elementos temporales del discurso.
- Elocución: elección de significantes del lenguaje.
- Memoria: recurso técnicos para la expresión del discurso.
- Acción: puesta en escena del discurso.
Para esta revisión se considera el discurso de los precandidatos del PAN, PRI, PRD y Morena que puntean en las últimas encuestas, particularmente el discurso que presentaron al momento de su registro o en su primer acto de precampaña.
Para el caso de cada precandidato se indica un fragmento de su discurso, el ethos detectado, pathos o logos en su caso, así como la respectiva interpretación.
PAN: Josefina Vázquez Mota
Ethos de la virtud:
“La vida en la política me ha enseñado muchas lecciones, por eso hoy vengo con humildad, fortaleza y profunda determinación, vengo a mi casa, el PAN, en el Estado de México, hoy vengo a inscribirme para ser su candidata y ganar juntos la Gubernatura del Estado de México”.
La precandidata refiere una actitud de aprendizaje, distintas situaciones le han hecho adquirir esos conocimientos, pero opta por un matiz de empatía con la ciudadanía (humildad). Aparece regresando a su casa, que implica el no ser parte de la clase política de los panistas mexiquenses, pero los convoca a ganar juntos.
Ethos de la valentía:
“Soy consciente de las dificultades, e incluso los riegos que implica desafiar a los poderosos de este estado, pero créanme no tengo ningún temor en enfrentarlos, lo voy a hacer con todas mis fuerzas, lo voy a hacer con todos ustedes”.
La panista revela que la contienda no será fácil, pues enfrenta a poderosos que pueden desencadenar secuelas negativas, no obstante, Vázquez Mota reconoce que entra a la contienda con un capital político que la fortalece.
Logos de la equidad:
“Hago un llamado a la unidad para que superemos la historia de privilegios, de aquellos que han abusado de la gente, incluso de sus propios simpatizantes, a quienes abusado una y otra vez, como panistas, pero sobre todo como ciudadanos tenemos la responsabilidad de romper con la historia de compadrazgos, de romper las falsas promesas que han conducido a la corrupción, a la impunidad y a la inseguridad”.
Adelanta que los ejes de su campaña serán la lucha contra la corrupción, impunidad e inseguridad. Busca retomar un lugar común: la existencia de privilegios y compadrazgos, colocándose como una persona que también reclama dichos flagelos sociales, y que no es parte de ellos.
Logos del cambio:
“Hoy las tendencias nos colocan al frente de un gran reto, es el momento de dar soluciones reales a los problemas reales de los mexiquenses, debemos construir oportunidades para todos. Hoy les digo fuerte y claro el despertar del Estado de México está más cerca que nunca. Vamos a ganar, juntos vamos a construir esta historia que merecemos, juntos vamos ganar”.
Utiliza el concepto de historia para ubicarse como protagonista del cambio que enarbola; el cual lo ubica como un renacimiento, un despertar, con lo cual advierte que en el pasado los mexiquenses han estado dormidos durante el gobierno de otro partido.
Pathos espiritual:
“Necesitamos mover las almas, como dijera Gómez Morín”.
Con esta frase la lucha política se equipara a un movimiento espiritual, de conciencias, de remover la esencia de cada persona. De manera implícita vuelve a criticar la inmovilidad imperante.
Pathos de la victoria:
“Tengo la convicción de la victoria, vengo con la fuerza, con la pasión, con la entrega, con el amor a México y a cada familia mexiquense, ha llegado la hora de los ciudadanos, de cada uno de nosotros, de creer, y hacer la victoria para las familias mexiquenses”.
Recurre a simbolismos para fortalecer su postura, como el amor a la patria, la familia, y en su cronología de la historia hace que coincida su posible triunfo con el turno político de los ciudadanos.
Resumen de la argumentación de Josefina Vázquez Mota:
Es una política que regresa a casa, recurre a sus conocimientos y capital político para garantizar su triunfo, incluso para superar miedos y riesgos. Se coloca como una ciudadana ajena a privilegios y compadrazgos, con lo cual busca empatía. En materia de la construcción de su personaje político se considera como parte de la historia, del despertar de los mexiquenses, pero basada en lugares comunes como el valor de la familia y el amor a México.
PRI: Alfredo del Mazo Maza
Ethos de la virtud:
“A lo largo de mi vida me he preparado, he tenido la oportunidad de trabajar en el gobierno municipal, estatal y federal, que me ha dado la experiencia, la formación, la honestidad y rectitud para el día de hoy poder aspirar a esta gran responsabilidad de encabezar los trabajos”.
El precandidato priista anuncia que durante su vida se estuvo preparando para aspirar a la Gubernatura, establece tareas realizadas que le han derivado en valores morales que le hacen merecedor de la nueva responsabilidad.
Ethos de la solidaridad:
“Lo hago primero que nada profundamente convencido de la importancia de estar del lado de la gente en el Estado de México, lo hago con la convicción de que tenemos por delante grandes retos, pero grandes oportunidades para servirles a los mexiquenses”.
Reconoce la importancia de que lo ubiquen en la trinchera del ciudadano, que no es ajeno a la problemática social. Colectiviza la problemática y se coloca como una persona que puede servir para resolverla.
Ethos de la lealtad:
“Quiero agradecerle a mis compañeras y compañeros, Carolina Monroy, Ana Lilia Herrera, Pepé Manzur, Ernesto Nemer, Ricardo Aguilar, de manera muy particular a sus familias de ellas, que el día de hoy nos acompañan, de manera muy especial a mi amigo Eruviel, gracias por estar con nosotros”.
“Tenemos en nuestro estado, el ejemplo de dos hombres que han comprometido su vida al servicio público, que han llevado en alto siempre el nombre del Estado de México, y a quienes todas y todos que estamos aquí presentes les llamamos nuestros paisanos y nuestros amigos. Y me refiero a nuestro amigo Enrique Peña y nuestro amigo Eruviel Ávila Villegas”.
El priista establece su pertenencia a un grupo político que se amalgama no sólo por la amistad, sino por un origen geográfico, además de identificar un juego de unidad regulado por favores y jerarquías.
Pathos del amor:
“A mi esposa Fernanda, que siempre me ha respaldado en toda mi vida, amor, muchísimas gracias, por ti y nuestra familia inicio este camino de la mano de ti”.
El priista coloca a la familia como un elemento indispensable en el inicio de su nueva etapa política, donde su principal respaldo será su esposa.
Resumen de la argumentación de Alfredo del Mazo Maza:
Su ruta de vida era prepararse para ser Gobernador, cuenta con la experiencia que la traduce en valores morales. Ante la problemática social se ubica al lado del ciudadano a quien ve como un sujeto al que se debe servir. Es un hombre que reconoce favores, lealtades y jerarquías hacia un grupo identificado por un origen geográfico. Y se describe como un hombre que valora la importancia de la familia.
PRD: Juan Zepeda Hernández
Ethos de la honestidad:
“Esta es mi declaración patrimonial, fiscal y de conflicto de intereses y está en línea para que todo aquel que lo quiera consultar, lo pueda hacer, porque nosotros no nos enriquecemos de los puestos públicos, todos seguimos viviendo en las mismas casas de hace muchos años”.
El precandidato muestra pruebas para demostrar que no se ha enriquecido de los puestos públicos, con lo cual apela también a la transparencia y honestidad.
Ethos de la virtud:
“Aprovecho este espacio para decirles a los compañeros que no creen en el PRD, que creen que ya todo está perdido, porque no han recorrido las calles como nosotros, porque ellos no han cargado costales de papas en sus espaldas, porque ellos no han ido a buscar arriesgando la integridad, producto, para que ustedes puedan pagar un peso menos, porque ellos no han asumido el reto como nosotros”.
El precandidato se autocalifica como una persona que realiza los trabajos más difíciles, advierte un costo en todas las tareas, pero se dice dispuesto a superarlas. Cuestiona a quienes no han hecho tales sacrificios.
Pathos de la espiritualidad:
“A mis compañeros ya no les cae raro, aunque estoy en la izquierda, ellos ya me conocen, agradecerle a Dios por todo lo que nos ha permitido, ha sido un gusto para mi estar aquí”.
El precandidato recurre a la fe para mostrar su lado humano, situación que en algún momento hubiera sido raro por su filiación política.
Logos de la disciplina:
“Quiero concluir este espacio que me brindaron para reiterarles la gratitud, de parte mía, de mi equipo, de parte de mi familia, de mis queridos padres, que todo el tiempo me están jalando las orejas para que hagamos bien las cosas”.
Muestra agradecimiento, revalora al elemento familiar y revela ser un hombre disciplinado y respetuoso hacia jerarquías como las familiares.
Ethos de la fraternidad:
“Nos va ir bien porque tenemos el mismo origen y el mismo destino, que le vaya bien al PRD y que cambie la realidad de los mexiquenses”.
El cambio social lo sustenta en la homologación de la problemática, donde al estar todos en la misma situación puede generarse una transformación. Liga el bienestar de su partido con la realidad del Estado de México.
Resumen de la argumentación de Juan Zepeda Hernández:
Apela a los valores de honestidad y transparencia, percibe la vida como un sacrificio o procesos de costos complejos, para lo cual cuenta con su fe. Es disciplinado y respetuoso hacia autoridades como la familia, y el cambio lo visualiza como una cuestión de origen y destino de vida.
Morena: Delfina Gómez Álvarez
Ethos de la virtud:
“Nuestro estado está ávido de dirigentes y de líderes que sirvan al pueblo, yo vengo a refrendar la política como vocación de servicio, quiero encabezar la transformación del Estado de México, con un gobierno verdaderamente democrático, quiero acabar con la corrupción gubernamental, y hacer una administración pública eficiente”.
La precandidata marca una agenda básica de gobierno ante la ausencia de atención a la ciudadanía, percibe que la sociedad está necesitada de dirigentes para encabezar un cambio social.
Ethos de solidaridad:
“Y sé que estos anhelos no son solamente de una servidora, los he visto en el rostro, y los he escuchado en las voces cuando hacemos los recorridos, esa mirada de esperanza, esa voz desesperada de que se quiere un cambio, por ello voy a impulsar acciones que sirvan a los que menos tienen.
La aspirante busca revalorar al ciudadano, a quien percibe en una situación desesperada y en este contexto ella se ve como la salvadora.
Ethos de la fraternidad:
“En síntesis quiero que las familias mexiquenses vivan en unidad, que los valores, permeen en la sociedad, que todos y todas vivamos en armonía, pero para lograrlo estamos diseñando un plan integral de desarrollo. Basado en una administración pública eficiente”.
Coloca como meta de su futura administración al núcleo familiar y sus valores, con lo cual apela al entorno inmediato del ciudadano.
Ethos de la lealtad:
“Asimismo y es algo que nuestro líder, el licenciado Andrés Manuel López Obrador, lo he escuchado y se me hace muy importante, duplicaremos el apoyo económico a los adultos mayores.
“Cuando lo escucho al licenciado comentar de este programa, y dice salió de esta cabecita y de este corazón, salió de un ser humano, ser humano que reconoce y es sensible a las necesidades de la gente, por ello mi reconocimiento licenciado”.
La precandidata refrenda su agradecimiento y cariño a su líder político, quien le marca agenda en sus futuros programas de gobierno. El uso de diminutivos marca una cercanía o cuidado hacia su líder.
Logos del poder:
“Sé que no será fácil nuestro triunfo, porque los que hoy ocupan el Palacio y la Casa de Gobierno creen que es de su propiedad, que se les ha escriturado a perpetuidad, están totalmente equivocados, tendrán que desocupar tanto la casa de Gobierno, como el Palacio muy pronto”.
La precandidata visualiza el cambio en el poder público como el desalojo de una propiedad, en una especie de cambio de dueño.
Resumen del Ethos de Delfina Gómez Álvarez:
Se percibe como la persona que puede remediar la situación desesperada de la ciudadanía, que necesita de líderes. Para ella la lealtad se torna en un asunto de cariño, usa el simbolismo de la familia para sustentar su oferta política, y el cambio no lo visualiza como algo terso.