Al menos 72 cadáveres están perdidos en el Estado de México. Fueron donados durante las dos décadas pasadas por la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJ), y posteriormente por la Fiscalía General del Estado (FGE), a la Facultad de Medicina de la Autónoma del Estado de México (UAEM) para fines didácticos o de divulgación científica, pero no existen documentos oficiales que permitan conocer el proceso de entrega de los cuerpos de personas no identificadas a las facultades de medicina y los detalles sobre su disposición final.
La investigación nacional Donaciones de Cadáveres: una desaparición silenciosa, desarrollada por Emeequis, en colaboración con CONNECTAS y el International Center for Journalists, detectó un total de 969 irregularidades en los procesos de entrega-recepción de cuerpos humanos a 18 universidades estatales del país, incluyendo la UAEM.
La respuesta a la solicitud de acceso a la información 256090, presentada a la FGE, través de la Plataforma Nacional de Transparencia, establece que durante el período 2013 al 2018, se donaron solamente cuatro cadáveres a la UAEM. Sin embargo, la Universidad remitió un documento que reporta que fueron 76 los cuerpos humanos donados entre 2000 y 2019.
El documento oficial de la FGE, firmado por el titular de la Unidad de Transparencia, Jorge Mezher, sostiene que la cifra reportada es el resultado de “una búsqueda en el archivo” de Servicios Periciales de la entidad, encabezada por su coordinador general.
El Artículo 82 del Reglamento de la Ley General de Salud (LGS) en materia de control sanitario de la disposición de órganos, tejidos y cadáveres de seres humanos, establece que, cuando las instituciones educativas obtengan cadáveres para investigación o docencia, por parte del Ministerio Público, deberán presentar una autorización del depósito en favor de la institución, firmada por el agente del Ministerio Público con el que se entienda la diligencia.
Además de violar la LGS y su reglamento en la materia, la falta de documentos concordantes entre ambas instituciones violenta la cadena de custodia de los cadáveres establecida en los protocolos forenses. Como consecuencia, imposibilita que el familiar de una persona desaparecida pueda dar seguimiento, desde que el cuerpo sin vida fue recogido por el Servicio Médico Forense, hasta que fue donado, y su disposición final, ya sea en un crematorio o en la fosa de un panteón.
La investigación nacional Donaciones de Cadáveres: una desaparición silenciosa, realizada por EMEEQUIS, en colaboración con Connectas y el International Center for Journalists reveló que esta situación no es exclusiva del Estado de México, ya que en 18 estados del país prevalece una falta generalizada de archivos sobre la entrega, resguardo o disposición final de los cuerpos humanos donados a universidades estatales, así como discrepancias sistemáticas en las cifras reportadas por las fiscalías y los centros de estudios superiores, tanto públicos como privados.
En distintos estados se registraron casos como el de Gemma, una joven veracruzana que fue secuestrada y su padre investiga si su cuerpo fue donado a una escuela privada. A “Javier” y José Luis sus familias aún los buscan con desesperación en facultades de medicina de Coahuila y Jalisco.
Todas ellas, forman parte de una trama de dos décadas, que se ha convertido en un nuevo tipo de #DesapariciónSilenciosa.
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