Reino Unido llevará a cabo un referendo sobre su permanencia o salida de la Unión Europea el próximo 23 de junio.
Las encuestas actuales revelan que el referendo tendrá un resultado bastante cerrado, ya que ninguno de los dos bandos tiene ventaja considerable sobre el otro.
El caso BREXIT no debe ser tomado a la ligera ni tampoco debe considerarse como un caso aislado en el continente europeo. Desde hace ya varios meses atrás, la peligrosa combinación de políticas de austeridad, inestabilidad económica, populismo, partidos de extrema derecha y la crisis migratoria han alterado de manera significativa la estructura política de Europa.
La resurgencia de partidos nacionalistas de extrema derecha no es un caso nuevo en el continente europeo, sus éxitos y fracasos coinciden con periodos de inestabilidad económica o bonanza.
La actual crisis migratoria ha sido una bendición para estos partidos que les ha otorgado la oportunidad de capitalizar los cada vez más crecientes miedos de una población que en condiciones de estabilidad política no considerarían apoyar este tipo de plataforma ideológica.
Este grupo de partidos ultranacionalistas y de extrema derecha incluyen al Frente Nacional Francés, dirigido por Marine Le Pen, el Partido Holandés de la Libertad, la Lega Nord Italiana, el Partido Austríaco de la Libertad, el Partido Nacional-Demócrata Alemán, el Jobbik húngaro, el Golden Dawn griego y el Partido Independentista de Reino Unido (UKIP), partidario de la salida del país británico de la Unión Europea.
Lo que estos partidos tienen en común es el actual escepticismo europeo prevaleciente en Europa. La campaña a favor de la BREXIT está utilizando de manera efectiva el sentimiento anti-Unión Europea y anti-migración presente en el Reino Unido para catapultar su agenda y manipular el voto.
¿Qué pasaría si efectivamente el 23 de junio se vota a favor de la salida de Reino Unido de la Unión Europea? En primera instancia es importante aclarar que la salida del país británico no se dará en cuestión de días ni en cuestión de meses.
El artículo 50 del tratado de la Unión Europea establece una salida paulatina de cualquiera de los miembros y que podría llegar a tomar hasta dos años en completarse.
Aparte de las importantes consecuencias económicas que la salida traería para ambos bandos, el escenario más preocupante se da a nivel político: Reino Unido podría enfrentar condiciones muy severas ante su inminente salida de la organización europea en materia de migración, comercio, seguridad, entre otros aspectos.
La Unión Europea sentaría de esta manera un precedente para evitar la salida de futuros miembros: la puerta está abierta pero la salida no será fácil y las consecuencias menos.
En segundo lugar, la BREXIT podría desencadenar un efecto dominó en la región: desde que se iniciaron las pláticas sobre un posible referendo en Reino Unido, ya se había empezado a hablar de una posible FREXIT y GREXIT, si a esto se la añade que el sentimiento anti-Unión Europea va a la alza en gran parte de los países miembros, la posibilidad de que otros países decidan seguir el ejemplo británico es bastante realista.
Por otra parte el resurgimiento de movimientos nacionalistas, separatistas y de ultra-derecha no puede ni deber ser tomado a la ligera. Existe una gran posibilidad que la BREXIT refuerce los nacionalismos locales y los separatismos regionales en Valonia y Flandes, Cataluña, el País Vasco, Andalucía, Galicia, Valencia, el norte de Italia, Irlanda del Norte, Escocia, la región alemana de Baviera, etc.
De esta manera la BREXIT aceleraría la fragmentación política intra e internacional del continente europeo y aumentaría el riesgo de una posible disolución de la organización en un futuro no muy lejano.
¿Puede la BREXIT solucionar los problemas actuales de Reino Unido? Aquellos a favor de la salida de Reino Unido aún no han sido capaces de proporcionar un plan detallado de cómo afectaría positiva o negativamente la salida del país de la Unión Europea.
La salida británica puede ser una arma de dos filos y puede tener tanto consecuencias positivas como negativas para el país europeo. Uno de los temas más calientes ha sido el de la migración: se alega que la salida de Reino Unido de la Unión Europea permitirá un mejor control de sus fronteras. Lo que se olvida aquí es el hecho que Reino Unido no forma parte de la comunidad Schengen que garantiza el libre movimiento entre 26 miembros de la Unión.
Reino Unido decidió conservar su soberanía en sus fronteras por lo tanto no tiene obligación alguna de garantizar el libre paso de ciudadanos europeos por sus fronteras. Reino Unido no puede culpar a la Unión Europea por la totalidad de las fallas en su política migratoria.
La salida de la organización también puede afectar negativamente los sectores que actualmente se benefician de la mano de obra barata proveniente de países del este de Europa y de la migración altamente calificada que permitido solucionar la falta de doctores y enfermeras en el sistema público de salud.
En el aspecto comercial, Reino Unido podría salir beneficiado al tener la capacidad de negociar bajo sus propias reglas sus acuerdos comerciales con países fuera y dentro de la Unión Europea. Países no europeos también podrían resultar beneficiados al acceder al mercado británico sin tener que lidiar con la burocracia de la Unión.
Aunque el impacto de la salida de Reino Unido es aún incierto, se debe tomar en cuenta que el escenario internacional se ha transformado significativamente desde 1973 cuando Reino Unido accedió al mercado europeo. El efecto que una separación de la Unión Europea tendrá sobre la isla dependerá de la capacidad del gobierno británico para diseñar políticas efectivas que respondan a la realidad actual y que resuelvan los dilemas críticos presentes al interior del país.
La salida o permanencia del Reino Unido no garantizará la estabilidad política, económica y social de la isla.
Foto tomada de www.urgente24.com.