En México la certeza patrimonial suele ser una de las prioridades de toda familia, sin embargo, ejemplos como lo ocurrido en el fraccionamiento “Bosques del Nevado” revelan dudas…
Vivir sobre tierras de barro. Esa es la frase que acompaña a quienes habitan en el fraccionamiento “Bosques del Nevado”, edificado sobre los terrenos de una antigua ladrillera que aprovechaba las tierras fangosas y plásticas de esta zona ubicada en las estribaciones del volcán Xinantécatl.
Los originarios de San Juan de las Huertas endosan esa frase a los nuevos vecinos no sólo por la factoría del barro, sino porque este fraccionamiento fue construido sobre un ejido que nunca dio su aval para levantar las viviendas, así de simple lo explican los campesinos que protagonizan un juicio civil contra la construcción de las casas.
El presidente del comisariado ejidal de San Juan de las Huertas, Octavio de Jesús Palma, explicó que en 1924 los labriegos del lugar recibieron la primera aportación de 450 hectáreas, y en 1936 reciben una ampliación para finalmente dotar al ejido con mil 746 hectáreas.
Indicó que dentro de esa extensión quedo incluido el llamado lote 8, que constaba de 60 hectáreas, de las cuales 23 fueron utilizadas para la edificación del citado fraccionamiento.
El comisariado ejidal recordó que cuando funcionaba la ladrillera apareció un arrendatario de nombre Mario Doria de la Garza, quien se hizo cargo de la operación de esta fábrica.
“Ahí empezó a hacer escrituras e hizo convenios con los comisariados ejidales de esa época, donde les pagaba una renta por ocupar el ejido, incluso llego a pagar deudas con tierras, así se fueron haciendo escrituras hasta llegar a los dueños del fraccionamiento”, narró.
Eran otros tiempos y los comisariados ejidales de aquel entonces desconocían los vericuetos que impone cualquier tracto notarial.
Palma detalló que iniciaron un juicio civil y están por plantear una demanda agraria para restituir los derechos de los ejidatarios.
“Los documentos que tiene el ejido son la resolución presidencial de Lázaro Cárdenas, que doto de las tierras, lo cual está inscrito en el Registro Público de la Propiedad”, refirió.
El fraccionamiento “Bosques del Nevado” ya está en su segunda etapa, pues el 3 de agosto de 2011 la Secretaría de Desarrollo Urbano del Estado de México le autorizó a la empresa Casa Metropolitana construir 293 viviendas: 240 de interés social y 53 de tipo medio.
Posteriormente hubo una segunda autorización de dicha Secretaría publicada en la Gaceta del Gobierno, con fecha del 30 de agosto de 2012, para que dicha empresa edificara el conjunto “Bosques del Nevado II”.
El aval fue para construir otras 909 viviendas; 635 de interés social, 249 del nivel popular, y 25 del rango medio.
Con esta última autorización el número total de viviendas a construir ascendió a mil 202.
Entre los documentos notariales que presentó Casa Metropolitana para acreditar la propiedad está un convenio entre la empresa Tabiquera los Reyes y Capital Inmobiliario Institucional, con fecha del 9 de diciembre de 2010.
Cuando comenzó la construcción del fraccionamiento, el presidente de la Asociación Civil Deporte y Cultura, Santos Vilchis, informó que los vecinos de la comunidad tampoco fueron considerados para cambiar el uso de suelo.
“Es un suelo barroso, taparon muchos veneros, no les interesó y siguieron destrozando, según la Secretaría de Medio Ambiente derribaron unos 70 árboles, pero si damos una vuelta a otros árboles mañosamente los han dañado y se están secando”, informó.
Los vecinos también aseguran que especialistas en estudios de suelo han determinado que dicha predio no era apto para la construcción de viviendas.
“Agua de chocolate”
No es como agua para chocolate, pero si agua de chocolate lo que encuentran quienes excavan pozos en la zona donde se ubicó la antigua ladrillera de San Juan de las Huertas.
Vecinos del lugar aseguran que esto provoca que a la fecha el fraccionamiento “Bosques del Nevado” no cuente con el suministro regular de agua potable, pues estaría recibiendo el vital líquido mediante pipas.
“Excavaron y encontraron agua chocolatosa”, dice Octavio de Jesús Palma, presidente del comisariado ejidal de San Juan de las Huertas.
Las palabras del campesino parecen encontrar sustento cuando se observa que en el parte más alta del fraccionamiento se ubican dos monumentales tinacos. “Ahí les surten, por eso las pipas”, remata.
El terreno donde se construyen las casas es una ladera, que hace pensar por dónde pasaran ahora los veneros que bajaban del Nevado de Toluca, quien imponente luce al fondo.
Abajo, donde despuntan las viviendas construidas sin cimientos, sólo con losas de cimentación, y mediante el sistema de vigueta y bovedilla, que implica el uso de hielo seco para elaborar las techumbres; la realidad suele pintarse distinta.
En el área de venta los agentes inmobiliarios aseguran que los servicios públicos están garantizados, y aunque reconocen que han surtido agua potable mediante pipas, minimizan cualquier problema.
“No compra una casa, compra un entorno”, presume un vendedor. Del litigio de tierras ni se habla, imposible hacerlo, las casas ya están construidas.
La mayoría de las viviendas son pequeñas, sus construcciones van de los 60.2 a los 74.8 metros cuadrados, ambientes donde sala, comedor, cocina, y recamaras se amontonan hasta en las maquetas más elaboradas.
Los costos de estos prototipos fluctúan entre los 530 mil y 654 mil pesos, que seguramente se elevarán una vez que se conozcan los gastos notariales y de administración.