El periodista y columnista español Miguel Ángel Bastenier escribió en su cuenta de Twitter @MABastenier que «el periodismo sólo lo enseñan los que son o han sido periodistas, lo que no significa que todos los periodistas sirvan de profesores».
Una gran frase que pone en la mesa dos verdades contundentes. Me refiero primero a la segunda, porque efectivamente no importa cuántos años de experiencia tenga una persona en el ejercicio profesional, ni cuántos premios o trabajos muy reconocidos haya acumulado, enseñar es una labor difícil para la que se requieren ciertas habilidades y aprendizajes, aunque eso se aplica a cualquier profesión.
Pero la otra verdad en la frase de Bastenier está, en que efectivamente, sólo quienes hemos transitado por el periodismo profesional podemos enseñarlo. Nadie en su sano juicio estudiaría Medicina si sus docentes no fuesen médicos; nadie estudiaría Ingeniería estructural con quien no sepa del tema.
Cuando hablamos de la crisis del periodismo en general y en México en lo particular, siempre me he referido a la cada vez más distante relación entre la academia y la vida profesional.
En las Universidades cada vez hay menos periodistas profesionales y con experiencia impartiendo clase y es cada vez más común ver recién egresados o personas con otros perfiles académicos y laborales pretendiendo enseñar lo que nunca han aprendido.
Cierto es que cuando nacieron las primeras licenciaturas en Periodismo y/o Comunicación, no eran licenciados en estas áreas quienes daban cátedra, no había, pero eran personas que aprendieron a hacer periodismo en el día a día, algunos tenían estudios universitarios.
Hoy la crisis del periodismo incluye la falta de profesionalización de las nuevas generaciones de periodistas, no sólo por la depauperada plantilla docente, sino porque algunas escuelas han caído en la tentación de creer que pueden contratar como maestros a «tuitstars» y a «bloggers de los mil likes» que no son periodistas, pero se quieren convencer a sí mismos de lo contrario.