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Nevado de Toluca: La pugna de un paraíso devastado

La devastación que registra el Nevado de Toluca, considerado ahora como una Área de Protección de Flora y Fauna, refleja el fracaso de las políticas gubernamentales de los últimos 79 años, pues con una superficie de 53 mil 590 hectáreas hasta la década anterior sólo le quedaban 17 mil con algún tipo de vegetación, de las cuales más del 60 por ciento presentan plagas.

A ello se suman conflictos históricos por la posesión de la tierra, como el protagonizado por ejidatarios de San Juan de las Huertas y la familia Pliego, quienes disputan 800 hectáreas de bosque, surrealismo de alta montaña, como también lo es que una institución educativa sea quien restaure zonas erosionadas del cráter de este volcán, tarea que debería corresponder a alguna autoridad.

 

La sinuosa y resbalosa brecha que conduce de San Juan de las Huertas al Parque de los Venados está bloqueada por el grueso tronco de un árbol que fue talado hace unos días, la camioneta donde viajamos da un osado viraje y avanza entre tumbos por el ralo bosque ausente de renuevo forestal.

Metros adelante se dibujan laderas en ambos lados de la brecha, ahí, entre matorrales y pinos adultos aparecen las vacas de la familia Pliego, quienes tranquilamente pastan en lo que antes fue Parque Nacional y ahora es una Área de Protección de Flora y Fauna, según la recategorización de esta zona natural publicada el primero de octubre de 2013.

«Arbolitos y todo lo que viene, adentro, todo se tragan, si no hubiera vacas vería como se recupera el Nevado, (Ignacio) Pichardo Pagaza con los Pliego son compadres, por eso hacen cualquier cosita para taparle el ojo al macho», explica Roberto Vázquez, presidente del consejo de vigilancia del Comisariado Ejidal de San Juan de las Huertas.

«Ellos dicen que las vacas reforestan, pero es mentira, la inmensidad de ganado al paso destruye todo, tanto el renuevo, como el zacatón», interviene Ángel Jiménez, tesorero del mismo Comisariado Ejidal, quien conduce la camioneta por la brecha que hace años fue construida por el gobierno estatal y que también ha sido utilizada para extraer madera de manera ilegal.

Ambos ejidatarios recuerdan que la familia Pliego tiene un prestanombres, Crescenciano Mendoza, cuya tarea también era evitar que las vacas llegaran hasta el cráter del Nevado.

«Andan (las vacas) en unas 600 hectáreas, por eso tenían a Crescenciano allá, porque él cuidaba que no se subieran a las lagunas del cráter, son como 600 vacas», estima Vázquez.

Desde los antiguos muros de la Hacienda Tejalpa viene la defensa, Pedro Pliego, ambientalista y uno de los herederos en línea directa desde que en el siglo XIX su familia adquirió esta propiedad, asegura que las vacas tienen 300 años pastando en las montañas del volcán Xinantécatl, rumiantes que con su pisada ayudan a reforestar, aunque no precisa el número de bovinos que viven en el bosque.

– Digamos que son endémicas, se le insinúa.

«Sí, que es otra de las cosas interesantes que eso ya algún biólogo lo determinará, pero para mí es una raza muy corrientita, pero ya muy especial y adaptada a esa zona. Eso se ha venido realizando como una actividad económica desde hace muchísimos años.

«Publique en la revista Especies, el beneficio que otorga la vaca, sobre todo por la ausencia del venado, no así el borrego, no así el chivo, al chivo le encanta comer la corteza y el renuevo (forestal), puedo comprobarte físicamente y científicamente que la vaca no come árbol, aunque sea pequeño», afirma el también titular de la agrupación Red Acción Ambiente.

El fondo del debate vacuno es la disputa de los ejidatarios de San Juan de las Huertas y la familia Pliego por 800 hectáreas del Nevado de Toluca, que van desde las estribaciones de la montaña hasta el perímetro donde se ubican las antenas de radiocomunicación, localizadas junto el refugio alpino del cráter.

El problema no es menor, pues la tenencia o posesión de la tierra de las 53 mil 590 hectáreas del Nevado de Toluca no la conocen de manera específica ni las mismas autoridades del gobierno del Estado de México.

Saben que sobre esa zona se asientan 54 núcleos ejidales, pero admiten que han existido cambios en los posesionarios de la tierra, incluso pueden encontrarse tierras bajo la figura de pequeña propiedad, que no serían legales del todo.

«Lo que pasa es que como eso se hace por debajo del agua y sin ningún trámite oficial no está registrado», señaló el biólogo Rubén López Cano, asesor técnico del Programa del Nevado de Toluca, adscrito a la Secretaria estatal de Medio Ambiente.

Apuntó que la venta de terrenos también varía de acuerdo a la zona, por ejemplo en Tlacotepec puede existir más presión social para que ocurra, a diferencia de otros sitios como Calimaya, donde existe la posición de los ejidatarios de no vender.

«Cada ejidatario es dueño de su parcela y puede venderla al margen de la misma asamblea ejidal, de tal forma que muchas veces hasta la propia autoridad ejidal no conoce cuánta superficie ya se hubiera transferido vía económica, por cesión de derechos a un particular», explicó López Cano.

Decretos

Tal opacidad sobre los verdaderos dueños, y por consiguiente, potenciales beneficiarios del aprovechamiento económico del Nevado de Toluca, ha sido una constante desde que esta zona fue decretada por el Presidente Lázaro Cárdenas, como Parque Nacional el 25 de enero de 1936, decreto que fue ajustado el 19 de febrero de 1937.

El espíritu del primer decreto era expropiar las tierras que estuvieran arriba de la cota de los 3 mil metros sobre el nivel del mar, salvando las porciones de terrenos agrícolas y poblados que se encontraran dentro de esa curva, y a quienes se les daría un radio de protección de 100 metros.

Pero nunca ocurrió la indemnización a los respectivos posesionarios que estaban arriba de la cota de los 3 mil metros, pues con el ajuste de 1937 se indicó que el Parque Nacional sería destinado a la «conservación perene de la flora y fauna comarcanas», como se establecía en el decreto de 1936, pero se le agregó la posibilidad de que los dueños del bosque lo aprovecharan.

«Se ha determinado la conveniencia de destinar una porción de terrenos para constituir con ellos una reserva forestal nacional, cuyos productos maderables, trabajados en forma racional y bajo la inmediata atención del Departamento Forestal y de Caza y Pesca, presten los beneficios de orden económico indispensables a los grupos de trabajadores de la comarca que habitualmente viven de la explotación de los bosques, sin que con ello se perjudique la finalidad principal que se tuvo en cuenta para la expedición del Decreto que establece el citado Parque Nacional», indica la citada modificación.

Ese fue el principio del fin, en el desastre ambiental que vivió el Nevado de Toluca en los últimos 79 años.

Diagnóstico

De acuerdo con el borrador del Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna del Nevado de Toluca, documento al cual tuvo acceso Métrica, la tala inmoderada, el sobrepastoreo, las actividades agrícolas, y el turismo han mermado la vegetación, que a la fecha sólo ocupa una superficie de 17 mil hectáreas, de las 53 mil 590 que fueron decretadas en 1936 como Parque Nacional.

«Ha perdido más del 50% de su cobertura forestal original. Al margen, la tala selectiva de maderas con fines comerciales, la presencia de plagas, cambios de suelo inducidos por la población local y la incidencia de incendios forestales han contribuido en gran medida al deterioro del bosque», refiere el documento.

La tasa de deforestación promedio entre 1972 y el año 2000, indica el diagnóstico, ha sido de 156 hectáreas por año, esto también ha provocado que disminuya en más del 40 por ciento la población densa del bosque de pino, lo cual conlleva a una fragmentación de la bosque templado, donde árboles como el encino estarían siendo sustituidos por especies de más rápido crecimiento y arbustos.

«La deforestación en el área natural protegida se debe, entre otras causas, a la acción de talamontes clandestinos, bandas armadas que saquean la madera, y la asociación entre madererías del Distrito Federal y algunos campesinos, que extraen todos los días vigas de madera para la construcción de habitaciones campestres, amén de empresas a las que se les concesionan las limpias fitosanitarias», indica el borrador del citado programa de manejo.

Consecuencia inmediata de la deforestación, es la erosión del suelo que algún día fue forestal, que se ve favorecida por la remoción de vegetación, la apertura de bancos de material, y la actividad agropecuaria que se realiza en el límite de los barrancos.

«Las laderas del Nevado de Toluca están cubiertas, en su gran mayoría, por suelos de tipo andosol, los cuales se caracterizan por poseer una textura limosa con baja cohesión de partículas, lo que facilita el desplazamiento del flujo de agua en su interior por acción de la gravedad, permitiendo la recarga de mantos acuíferos pero, por otro lado, los hace vulnerables a la erosión al retirar la capa arbórea», puntualiza el documento.

Tal realidad es preocupante, pues según datos oficiales el 60 por ciento de las precipitaciones pluviales registradas en el Valle de Toluca se infiltran en estas montañas.

En el aspecto demográfico destaca que 14 poblaciones ubicadas en el Nevado de Toluca registran entre alto y muy alto grado de marginación. En dos más ni siquiera existen datos oficiales para conocer su situación, como reconoce el mismo borrador del Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna del Nevado de Toluca.

Datos del INEGI indican que en esta área natural vivían hasta 2010 un total de 5 mil 297 personas.

«Las localidades inmersas en el área, presentan carencias y cierto grado de exclusión social. Sin embargo, son cuatro de estas localidades en las que se profundizan la mínima, la vivienda inadecuada, y los ingresos monetarios no mayores a los dos salarios mínimos, que dependen en mayor proporción del trabajo asalariado» indica el citado borrador.

 

La belleza que se fue

«Dos días forman época en mis recuerdos, por haberme asociado a grandes misterios y prodigios de la naturaleza. En el último subí al Nevado de Toluca: el anterior me vio inmóvil, atónito, al pie de la gran catarata del Niágara», dice el periodista, escritor y político José María Heredia y Heredia en su narración titulada «Viaje al Nevado de Toluca».

El también poeta nacido en Cuba y que tuvo una brillante trayectoria en el México de la primera mitad del siglo XIX, describe así una inusitada expedición que hizo al volcán Xinantécatl.

El primer punto de tal aventura fue la Hacienda del Veladero, situada en la falda oriental del Nevado y distante a cinco leguas de Toluca, como el mismo escritor lo describió en su texto, que dos siglos después parece retratar un sitio totalmente distinto.

«La subida es al principio suave; pero muy luego se vuelve áspera y pendiente, prolongando sus vueltas y revueltas en un bosque de pinos gigantescos, al parecer interminable. Como a las dos horas de marcha, dejamos atrás hacia la derecha las cumbres peñascosas y perpendiculares del cerro nombrado Tepehuizco, y desde una altura igual o superior a la de la cordillera que divide los valles de México y Toluca, distinguíamos ya por entre los árboles las cimas nevadas y majestuosas del Popocatépetl y el Ixtlaccihuatl», refiere Heredia y Heredia.

La belleza que admiró el cubano-mexicano hoy ya no existe, pues la devastación contemporánea del Nevado de Toluca puede situarse a principios del siglo XX, cuando la empresa Forestal México explotó durante casi 30 años los bosques de oyamel ubicados en las faldas de este volcánpara elaborar raja y cuadrado en el Contadero, Municipio de Zinacantepec, que posteriormente eran trasladados por ferrocarril a la fábrica de papel de Loreto y Peña Pobre, ubicada en el oriente del Estado de México.

Para contener esta degradación fue emitido el decreto de 1936, que fue el principio del eslabón que hoy continúa con la recategorización del Nevado de Toluca, para denominarlo ahora como Área de Protección de Flora y Fauna, con el anunciado fin de restaurar la zona forestal y garantizar la subsistencia de los dueños de esas tierras, mediante proyectos de ecoturismo y agroecología.

Sin embargo, las dudas persisten, tanto que el Ejido de San Juan de las Huertas interpuso un amparo ante el peligro de que las tierras forestales fueran utilizadas para proyectos de grandes inversionistas, además del daño colateral al bosque.

A la fecha dicho Ejido ya se desistió de su amparo, presionado en parte por el bloqueo de apoyos gubernamentales, previamente gestionados; y con el compromiso del gobierno estatal de instrumentar un proyecto de ecoturismo, entre otras medidas.

Cabe destacar que durante los últimos 79 años, de 1936 a 2015, se han instrumentado otras estrategias que finalmente han sido insuficientes para detener la devastación. Esta es la cronología de los principales intentos por frenar el deterioro ambiental:

29 de marzo de 1947:

Se publica en el Diario Oficial de la Federación el decreto presidencial que estableció la veda total e indefinida de recuperación y de servicio para todos los bosques ubicados dentro de los límites del Estado de México y del Distrito Federal. La veda careció de administración y vigilancia forestal.

1957 – 1963:

La Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH), mediante la Comisión del Lerma, realiza obras de conservación de agua y suelo, con la construcción de terrazas sucesivas y plantación de pino en la región Calimaya-Tenango del Valle, en las subcuencas del Río Verdiguel y Santiaguito.

Sin embargo, en años posteriores las prácticas agrícolas arriba de la cota de los 3 mil metros sobre el nivel mar, aún sobre las áreas trabajadas para la recuperación y restauración forestal, afectaron el régimen hidráulico de esa región.

16 de diciembre de 1966:

Se publica en el Diario Oficial de la Federación un convenio entre el Departamento del Distrito Federal y las Secretarías de Recursos Hidráulicos y de Agricultura y Ganadería, con el gobierno del Estado de México, donde la Secretaría de Agricultura y Ganadería debía prestar atención preferente a la protección de las estribaciones del Nevado de Toluca, a fin de evitar su deforestación y erosión, además de instrumentar una vigilancia especial.

3 de marzo de 1970:

El gobierno federal levanta la veda para permitir la explotación de los recursos forestales con la recién creada Protectora e Industrializadora de Bosques del Estado de México (Protinbos).

Noviembre de 1976:

La Secretaría de Agricultura y Ganadería otorga un permiso genérico al gobierno del Estado de México para operar dentro de los Parques Nacionales localizados en su territorio; lo facultó para llevar a cabo la construcción de caminos, alojamientos, centros de recreo, albergues, servicios sanitarios y centros comerciales, entre otros.

1985

Se construyen nuevas terrazas en la zona de Cacalomacán, Calimaya y San Juan de las Huertas, con la plantación de cedros, teniendo éxito en las dos primeras poblaciones, no así en la tercera.

Durante los 20 años de operación de Protinbos, hoy Protectora de Bosques (Probosque), se realizaron tareas de limpia y saneamiento forestal, abriéndose caminos de saca, que también propiciaron oportunidades para la extracción de producto clandestino. Los programas de restauración impulsados por los gobiernos federal y estatal no tenían la capacidad de compensar las pérdidas forestales.

25 de junio de 1987:

La Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) y el gobierno del Estado México firman un convenio donde la primer dependencia transfiere por tiempo indefinido al gobierno mexiquensela administración y mantenimiento de seis Parques Nacionales, entre ellos el Nevado de Toluca.

1994:

Ante los desalentadores resultados de disminución de las reservas forestales que arrojó el Segundo Estudio Forestal del Estado de México (SEDEMEX, 1990), el gobierno del Estado de México promovió ante la Federación la declaración de una veda forestal temporal y parcial.

1995:

Se efectúa un nuevo acuerdo de coordinación entre la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, con el gobierno del Estado de México, para la transferencia de la administración de seis Parques Nacionales ubicados en la entidad, entre ellos el Nevado de Toluca.

Esto con el propósito de llevar a cabo acciones coordinadas para la restauración, conservación, desarrollo y vigilancia.

Entre las medidas a desarrollar estaban el diversificar las fuentes y los mecanismos de financiamiento, incorporar servicios de turismo ecológico, desarrollar nuevos mercados de bienes de origen natural con una certificación ecológica, e inducir el manejo para la reproducción de algunas especies de la fauna silvestre.

Agosto de 2005:

La Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna promueve el Primer Foro del Parque Nacional Nevado de Toluca, entre cuyos objetivos destacaba establecer los mecanismos de coordinación interinstitucional entre autoridades federales, estatales y municipales, instituciones académicas y científicas, organizaciones no gubernamentales, y dueños y/o poseedores de la tierra.

2005 – 2008:

Mediante una iniciativa conjunta de la Secretaría de Medio Ambiente y Probosque se lleva a cabo el programa Fábrica de Agua, para reforestar y proteger con recursos provenientes de fondos privados, englobados en el Fondo Ecológico BANAMEX y otras organizaciones de la sociedad civil y la iniciativa privada, alrededor de mil hectáreas en la zona de Zinacantepec.

2006:

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas designa personal para atender al Parque Nacional, dependencia que se encargó de aplicar los programas de dicho órgano en el área natural protegida, como los programas de empleo temporal y para la conservación y desarrollo sustentable.

2007:

Probosque impulsa el programa de Recuperación Integral de Microcuencas (PRORRIM) y al año siguiente el programa de Pago por Servicios Ambientales Hídricos, con resultados positivos aunque aún insuficientes para la magnitud del problema.

2008:

El doctor Isaías de la Rosa, investigador del Instituto Tecnológico de Toluca, alerta del problema de eutrofización en las lagunas del cráter, provocada por la basura generada por paseantes y contaminación del ganado, así como por la destrucción causada por motociclistas y vehículos. A la fecha el especialista está logrando contener dicha contaminación.

2009 – 2010:

Se asignan 30 millones de pesos para iniciar la restauración integral del Parque Nevado de Toluca por parte de la Secretaría estatal de Medio Ambiente, así como  para elaborar la propuesta de recategorización de esta zona forestal.

2011:

La Comisión Nacional Forestal (Conafor) implementa el programa especial para la Restauración de Microcuencas en Zonas Prioritarias: Nevado de Toluca. El alcance del programa en 2011 fue de mil 195 hectáreas y en 2012 de  mil 755 hectáreas.

Fuente: Borrador del Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna del Nevado de Toluca.

 

La disputa del bosque

En el Nevado de Toluca ocurre una histórica e inédita batalla, donde una familia pelea con un ejido la posesión de 800 hectáreas del área natural protegida.

Ambas partes aseguran contar con los documentos que acreditan la propiedad, sin embargo, lo curioso es que ninguna autoridad del gobierno estatal parece interesada en mediar, ni en solucionar el conflicto, más cuando es una zona estratégica para la sustentabilidad ambiental del Valle de Toluca.

Octavio de Jesús Palma, presidente del Comisariado Ejidal de San Juan de las Huertas, aseguró que al darse el reparto agrario, tras el movimiento revolucionario, a la Hacienda de Tejalpa, propiedad de Trinidad Pliego, sólo le quedaron 10 hectáreas de protección.

«Esa hacienda tenia 2 mil 230 hectáreas, pero la mayoría se las repartieron a los ejidos y sólo le quedaron 10 hectáreas de protección.

«Quisiera saber con qué me comprueban que ahora la familia Pliego tiene 800 hectáreas, dicen que tienen escrituras del Virreynato, pero de 1936 para acá ya no se reconoce ese título de propiedad, los hemos invitado varias veces a las asambleas ejidales y tampoco se han presentado», señaló.

Recordó tras el amparo que interpusieron contra la recategorización del Nevado de Toluca, la propia autoridad también le reconoció al Ejido de San Juan de las Huertas la posesión de tierra. Detalló que la superficie total del núcleo ejidal asciende a 3 mil 500 hectáreas.

En la serie de conflictos que han vivido con la familia Pliego hay de todo, denuncias por presuntas talas ilegales, fricciones por el agua que baja del Nevado, y hasta amenazas de tipo personal, comentó el ejidatario.

Bosques privados

Uno de los herederos de la Hacienda Tejalpa, Pedro Pliego, aclaró que antes del reparto agrario esta propiedad tenía al menos 4 mil hectáreas y tras dotarles de tierra a los ejidos conservó 800 hectáreas de monte, que jurídicamente no les han sido denunciadas o demandadas.

La entrevista con Métrica resulta singular, pues rompió con un ayuno que la Secretaría estatal de Gobierno le pidió a Pliego para no hacer declaraciones a medios de comunicación.

«Es la primera vez que declaro desde hace un año en este tema, me habían pedido de la Secretaría General de Gobierno: no declares, pero yo ya estoy dispuesto, ya han sido muchos abusos, han sido muchas mentiras, han desinformado a la sociedad, han hecho las cosas mal, han sido abusivos, y no habido un acto de gobierno que haga las cosas como se tienen que hacer», afirmó.

Apuntó que el silencio se lo pidieron para mantener «las cosas tranquilas», pues cuando en la década anterior evidenció la crisis del Nevado de Toluca, recibió llamadas del CISEN donde le preguntaban si estaba enojado con el gobierno.

Pliego afirmó contar con una escritura pública que valida su propiedad, sin embargo, optó por no proporcionar la fecha de dicho documento, ni las características del mismo.

«Para cualquier trámite ante la Comisión Nacional Forestal, en Probosque, hay que comprobar fehacientemente la propiedad, y nosotros hemos estado haciendo reforestaciones desde hace muchos años», afirmó.

Recalcó que un bosque como el que tiene su familia no deja mucho dinero, además de no están interesados en ningún proyecto de ecoturismo.

El también ambientalista aseguró que tiene una buena relación con los ejidatarios de San Juan de las Huertas, sin embargo, percibe que actores del PRD los están asesorando para obtener beneficios económicos.

«Detrás del presidente del comisariado ejidal hay líderes con intereses políticos, nos encontramos como familia en medio de un pleito, porque están siendo asesorados por gente del PRD, que tiene bastante resentimiento contra el Presidente de la República, y el Nevado de Toluca es un punto muy interesante para golpear al Presidente», expresó.

Cuestionado si es adecuado que un particular sea dueño de tierras en una área natural protegida, Pliego aseguró que de acuerdo a investigaciones académicas las 800 hectáreas que aún conserva la Hacienda de Tejalpa han garantizado una mejor conservación del bosque, acción por la que deberían ser premiados.

No obstante, rechazó que coincida con la línea de privatizar los bosques, pues se estaría abriendo la puerta a intereses extranjeros.

«Tampoco podemos satanizar el que esté en manos privadas, es solamente una figura legal satanizada, y más hoy en estos tiempos que hay tanto resentimiento social», aseveró Pliego, quien también se define un tanto socialista y con ideas comunistas.

Además cataloga al gobierno como fascista, pues entrega recursos de forma discrecional, e injustamente no apoya a particulares como ellos en la conservación del bosque.

«Yo no tengo carro, yo preparo mi comida, aquí raspamos nuestro pulquito, la casa no la hice yo, es una herencia de mis abuelos, somos gente de trabajo, los muebles no los compre yo, conservamos, al igual que allá, es lo que yo a veces le reclamó a Dios, oye me diste puras cosas para conservar, dame cosas para gastar», aseguró Pliego, quien refirió que su padre fue obrero en una empresa automotriz.

 

Altruismo ambiental ante la omisión gubernamental

Mientras tierras abajo la batalla es por la titularidad de la propiedad, en la cúspide del Nevado de Toluca académicos del Instituto Tecnológico de Toluca libran la pelea para conservar el ecosistema, mientras los funcionarios públicos optan por ser espectadores.

En el cráter del volcán Xinantécatl, que ahora es la zona núcleo del Área de Protección de Flora y Fauna, el doctor del Instituto Tecnológico de Toluca, Isaías de la Rosa, encabeza un proyecto para revertir la erosión del suelo y la contaminación de las lagunas del Sol y de la Luna.

¿Por qué los trabajos los hace el Tecnológico y no alguna autoridad?, se le pregunta al especialista del citado Instituto.

«El primer problema que detectamos fue la eutrofización (contaminación) en la laguna del Sol, entonces (se) le comunicó a la autoridad, en este caso a quien administra el parque, que es Cepanaf (Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna), y pues obviamente no hicieron nada, es más en corto pues prácticamente como que no hubo mucho interés, estamos hablando del 2001», respondió.

Posteriormente De la Rosa presentó un proyecto a Cepanaf para revertir la contaminación de las lagunas, que finalmente fue aprobado, pero quien comenzó a trabajar fue el académico a partir de 2002.

«Pero ellos no quisieron, no pudieron, o no tienen los recursos, o que se yo, el hecho es de que no se hizo nada en torno al problema que se les planteaba, y entonces por eso nosotros lo empezamos a llevar a cabo», explicó.

Así iniciaron combatiendo el problema de la basura en el cráter del volcán, para después atacar la erosión, que culminó con la medida para restringir el acceso a esa zona con vehículos, motos y ganado.

¿Esto no hablaría de una omisión de la autoridad responsable?, se le insiste al académico del Instituto Tecnológico de Toluca.

«Qué le puedo decir, pero sabemos que en materia ambiental, desgraciadamente o desafortunadamente, pues está en segundo o tercer plano la prioridad que tiene el gobierno en ese sentido, yo se lo digo porque yo convivo con ellos en este y muchos problemas, y en asesorías que les doy, en fin.

«Seguramente tienen otras cosas prioritarias, pero el tema ambiental es prioritario, pero no está en la prioridad uno, ni en la dos, ese es un hecho», comentó.

De la Rosa admitió que da pena señalarlo, pero si la autoridad no atiende los problemas la sociedad debe actuar.

Aclaró que en las acciones que realizan en el cráter del Nevado de Toluca están recibiendo apoyo del nivel gubernamental, además del sector privado.

No obstante, consideró que deberían existir programas gubernamentales integrales para atender problemáticas ambientales, y no depender del altruismo ambiental de organismos académicos o ciudadanos.

«¿Qué pasará cuando no esté el Tecnológico de Toluca, cuando no esté Isaías de la Rosa, ya se acabó todo?, seguramente porque estamos dependiendo no de un programa institucional, sino de altruismo, y qué lástima, pero la sociedad también sino la mueve alguien, no se va a mover, ahí entramos al concepto de líderes ambientales, que tampoco los hay», cuestionó.

 

La incertidumbre de la recategorización

El Nevado de Toluca estrenó su recategorización desde el primero de octubre de 2013, sin embargo, en los hechos todavía no opera al no estar aprobado el programa de manejo, que debe ser avalado por los distintos núcleos agrarios involucrados, entre ellos el de San Juan de las Huertas, que sigue reclamando incumplimientos por parte del gobierno estatal.

De acuerdo con el borrador de dicho programa de manejo, que consultó Métrica, entre los objetivos específicos está el contar con plan para asegurar la infiltración de agua, recuperar el 30 por cientode las áreas con suelos degradados o sin cubierta vegetal a través de la aplicación de técnicas de restauración, y generar un sistema de información geográfica para esta área natural protegida.

Entre las actividades de ecoturismo se plantean las de bajo impacto ambiental, como la construcción de infraestructura utilizando ecotécnias, así como la venta de alimentos y artesanías. El objetivo general parece repetir una estrategia ya conocida: conservar el bosque permitiendo su aprovechamiento económico.

En la zonificación propuesta para el Nevado de Toluca se incluye una subzona de recuperación de bosques, que comprendería una superficie de 10 mil 835 hectáreas.

Un análisis realizado por el Movimiento Ecologista del Estado de México, respecto de la recategorización del Nevado de Toluca, advierte que aún con esta medida la degradación del bosque continuará, pues sólo el 2 por ciento de las más de 50 mil hectáreas del área natural quedarán totalmente protegidas.

«El área del cráter y una franja minúscula quedan en esta condición de protección. La biodiversidad está asegurada se expresa ruinmente, pero realmente es una porción mínima de toda el área. La pregunta es entonces qué pasará con la biodiversidad de las subzonas que plasman en el documento.

«La realidad es que fuera del área núcleo, el documento prevé actividades productivas, con argumentos falaces y apoyado por científicos mercenarios, los recursos naturales quedan al desamparo», detalla.

Para el Movimiento Ecologista el cambio de categoría del Nevado fue motivado por intereses económicos de rentabilidad a corto plazo y producto de la ambición de unos cuantos, lo cual condena a todo el Valle de Toluca a perder todo un complejo de recursos naturales prioritarios, esenciales para la sobrevivencia humana.

La agrupación ambiental también considera una contradicción que en el nuevo plan de manejo se incluyan actividades productivas en el Nevado de Toluca, las cuales han sido la causa de la devastación del bosque.

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