Las invenciones en México se quedan en eso… son puros inventos.
Y es que tres cuartas partes de las patentes que se solicitan en México por investigadores nacionales son rechazadas en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
De acuerdo con las cifras del organismo, a lo largo del 2014 se solicitaron un total de mil 244 patentes, de las cuales solamente 305 pasaron los filtros de revisión y fueron otorgadas.
Por patente se entiende a un conjunto de derechos exclusivos concedidos al inventor de un nuevo producto o tecnología para ser explotados con fines de lucro a cambio de la divulgación de la invención. Es la manera de formalizar legalmente la invención y la creatividad.
Según el IMPI, la mayor cantidad de solicitudes en este lapso fueron realizadas por inventores independientes, con 443 solicitudes, mientras que empresas y universidades presentaron 340 y 310 solicitudes, respectivamente. Solo el 25 por ciento llegó a registrarse como patente. Las 151 solicitudes restantes las hicieron centros de investigación.
«Respecto a por qué hay tan pocas patentes, esto es una opinión personal, es porque en el pasado no existía una motivación para patentar, creo que antes también existía desconocimiento en la manera en que hay que patentar y las implicaciones que patentar tiene sobre la publicación de artículos, ya que se tiene la creencia de que si uno somete una patente, solo puede publicar hasta después de que la patente es otorgada.
«¿Qué tan comercializable es lo que deseo patentar?, ¿qué impacto puede tener en el mercado?», cuestiona Heberto Balmori Ramírez, Director del Centro de Nanociencias y Micro y Nanotecnologías del Instituto Politécnico Nacional (IPN), respecto a las motivaciones de los investigadores actuales y los resultados que obtienen.
Sin embargo, el académico opina que aunque la producción de patentes mexicanas todavía se queda corta, la perspectiva para sus creadores ha mejorado recientemente.
«El número y calidad de los investigadores en México ha ido creciendo desde hace más de 20 años, si bien todavía es una comunidad pequeña para el tamaño del país, lo cierto es que su número y calidad ha ido creciendo, como lo demuestra por ejemplo, la evolución del Sistema Nacional de Investigadores», menciona el académico respecto al programa que inició en 1984 y que en sus primeros 26 años de vida logró congregar a una comunidad de 16 mil 598 investigadores.
Y es que son los creadores independientes quienes sostienen vivo el sistema de peticiones de patente.
De las últimas cifras dadas a conocer por el IMPI, no figura una sola solicitud por parte de instituciones gubernamentales de ningún orden. Caso diferente son las instituciones académicas: la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y la Universidad de Sonora fueron las principales solicitantes. Entre estas universidades presentaron 174 solicitudes.
En cuanto a la producción de las entidades, el Distrito Federal, Nuevo León, Estado de México, Jalisco y Querétaro concentran 232 de las 305 patentes de la producción nacional que lograron el registro, mientras que diez entidades se fueron en blanco.
A este respecto, Candy Herrera Ramos, titular de la Dirección de Desarrollo Tecnológico y Vinculación del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (COMECYT), considera que este fenómeno de «centralización» puede deberse a que no todas las entidades disponen de la infraestructura y las facilidades, lo que probablemente no está relacionado a la producción por entidad.
Es decir, que puede haber inventiva en todo el país, pero es probable que se tramite en estas entidades con mayores facilidades.
Herrera explica que uno de los modos de incentivar a los creadores ha sido la puesta en marcha del Programa de Apoyo a Patentes, que en el Edomex ha beneficiado a más de 400 solicitudes, con una inversión de un millón 74 mil pesos, desde el 2007 en que fue creado.
No obstante, en la dependencia se desconoce el éxito de sus programas, ya que no hay cifras disponibles de cuántas solicitudes apoyadas llegaron a registrarse como patentes.
La entidad mexiquense se ubica en el cuarto lugar de la producción nacional, lo que a consideración de la titular de Desarrollo Tecnológico y Vinculación del COMECYT ha sido en parte por los apoyos otorgados, no obstante, que la dependencia mexiquense tampoco puede tener proyecciones a futuro debido a que la creación anual de patentes no es medible.
Pese a ello, programas como el de Apoyo a Patentes y el de Apoyo para el Desarrollo y Validación de Prototipos se han ido modernizando para la agilización del otorgamiento de las patentes, aunque no existen cifras puntuales sobre su efectividad.
«Para poder hacer reformas también se necesita tener datos estadísticos, actualmente hay un programa de aceleración de patentes que implementó el IMPI. «Para otorgarse un título de patente puede ser hasta de tres años, máximo», dice Herrera, quien estima que anteriormente el trámite podía durar hasta una década, por lo que se han ido presentando las reformas para hacer más atractivos los estímulos.
El Centro de Asistencia Técnica a la Innovación del COMECYT implementó el programa de Apoyo a Patentes para cubrir los costos de las solicitudes de información técnica de patentes, patentes, modelo de utilidad, diseño industrial, y registro de esquema de trazado de circuitos integrados.
El apoyo también consiste en agilizar trámites como la solicitud internacional de acuerdo al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PCT) y la solicitud de entrada a fase nacional de una solicitud de patente en México.
El Programa de Apoyo para el Desarrollo y Validación de Prototipos ha ejercido un total de 12 millones de pesos de recursos, mientras que el de Apoyo a Patentes opera a un 60 por ciento de su capacidad y se prevé que en el futuro inmediato aumente hasta a un 80 por ciento con la introducción de estos programas.
La servidora pública considera que la actual producción de patentes en la entidad también ha crecido gracias al Sistema Estatal de Innovación surgido en 2012, mediante un convenio de cooperación técnica no reembolsable con el Banco Interamericano de Desarrollo, con presupuestos anuales que rondan los 14 a 15 millones de pesos para promover esta actividad.
De este modo, dependencias como el COMECYT buscan reembolsar íntegramente lo invertido para la solicitud de una patente y prevén que para el 2016 estén en condiciones de subsidiar títulos de patente y las respectivas anualidades. Herrera admite el desconocimiento de la efectividad de sus programas y argumenta que se está trabajando para saberlo a la brevedad posible.
Un testimonio de la agilización del proceso de solicitud es el proyecto denominado «AquaPyroBot», a cargo de Javier Salas García, Doctor en Ciencias del Agua y docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM).
El investigador explica que él y su equipo han obtenido facilidades para la solicitud de patentar el invento, consistente en un sistema robótico, que descompone los elementos del agua mediante de un proceso de electrólisis y los utiliza como combustible para un soplete que solda tarjetas de circuito impreso.
En apenas año y medio, su proyecto ya pasó el examen de forma y está a la espera de ser sometido al examen de fondo.
«Fue muy ágil, la solicitud la ingresamos el 20 de junio del 2014 y se publicó en febrero del 2015, ese tiempo tan corto no es normal, uno tiene que pagar un rubro que se llama Publicación Anticipada en el que en lugar de esperar año y medio en que se publique (la solicitud), pagando esa tarifa, pasa antes por el examen de forma y se publica de manera más rápida», indica.
Salas detalla que de no ser por el apoyo otorgado por el COMECYT, consistente en 60 mil pesos para el desarrollo del “AquaPyroBot” y un asesor que los auxiliara en hacer la redacción de la solicitud, el proceso estaría demorado; no obstante, que aún faltan aproximadamente tres años para saber si el invento recibirá el título de patente.
«Antes se tardaba muchísimo más tiempo», explica el investigador. Destaca que el invento puede explotarse desde antes, pero también corre el riesgo de hacerse obsoleto en lo que terminan estos trámites.
«Desde que se presenta la solicitud ante el IMPI, se recomienda que ya uno puede empezar a explotar el invento, en nuestro caso todavía no es así porque estamos ajustando el diseño, pero a nivel empresarial se tiene primero como secreto industrial y justo antes de sacarlo al mercado se ingresa la solicitud y ya quedan registrados los derechos intelectuales sobre esa invención, aunque el título de patente venga cuatro o cinco años después», detalla.
Además del apoyo obtenido por el COMECYT, Salas y su equipo se asesoraron en talleres impartidos en el IMPI que tienen precisamente el objetivo de acelerar los trámites.
«Se trata de hacer las cosas bien, hacerlas a tiempo, no somos tantos (los investigadores) los que estamos metidos pero ya se pueden aprovechar estas oportunidades, de este modo la producción tiene que ir creciendo», comenta.
Lucha de Titanes
El contraste con el talento extranjero todavía es abrumador, ya que por este conducto se presentaron 14 mil 891 solicitudes de patente ante el IMPI en el mismo periodo del 2014, de las cuales fueron otorgadas 9 mil 514, es decir, que los investigadores foráneos presentaron en México solicitudes más de diez veces y obtuvieron cerca del 60 por ciento de efectividad en el mismo periodo.
Otro testimonio de la escasa producción que hay en México se observa en la base de datos Thomson Innovation, una de las más importantes del mundo en cuanto a la compilación de registro de patentes. Tan sólo en Estados Unidos, los tres gigantes de la tecnología, Apple, Microsoft y Google rebasan las 40 mil patentes registradas actualmente.
La compañía fundada por Bill Gates ostenta 19 mil 380 patentes para el desarrollo de sus productos, mientras que Google y Apple suman 13 mil 371 y 9 mil 937 patentes, respectivamente.
Sin embargo, surge el problema contrario a México: las implicaciones en el uso indebido de una patente.
En 2012 la empresa coreana Samsung Electronics tuvo que pagar indemnizaciones a Apple por el uso indebido de patentes tras 60 juicios que duraron de alrededor de un año, que se llevaron a cabo en cuatro continentes y resultaron en más de 900 millones de dólares en multas.
En 2014, ambas compañías volvieron a las cortes internacionales por la pelea de cinco patentes que Apple reclama como invenciones suyas. Si bien firmaron una «tregua», la batalla legal continúa en Estados Unidos, uno de los principales mercados de ambas compañías.