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ÁNGEL, VÍCTIMA DE AUTORIDADES DE METEPEC

Tuvieron que pasar 2 años y 5 meses para que autoridades giraran orden de aprehensión contra policías de Metepec señalados como probables responsables de haber realizado disparos que causaron daño irreversible a joven que trabajaba y estudiaba.

 

La caída del manto de encubrimiento y negación que durante 2 años 5 meses y 20 días sostuvieron algunos funcionarios del Honorable Ayuntamiento de Metepec y Procuraduría estatal, para tapar y desvirtuar los hechos registrados el 9 de abril de 2013 frente a Galerías Metepec, donde el joven Ángel Martín Gutiérrez Sebastián fue baleado por policías municipales, debe transparentar y evidenciar la conducta que tuvo la ex alcaldesa y hoy diputada federal y Secretaria General del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, Carolina Monroy del Mazo, así como la del titular del Ministerio Público Carlos Valdés de la Cruz y de los altos funcionarios de la Contraloría Interna municipal.

“Creo que ella como Jefa –Carolina Monroy–  de todos ahí en el municipio, tiene una responsabilidad muy grave; no creo que esté expidiendo un cheque a sus policías y no sepa qué están haciendo sus policías… creo que es algo que se debería aclarar”.

Consideró Ángel Martín que el pasado 23 de noviembre fue “cobijado” con la Recomendación 29/2015 emitida por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (CODHEM), que entre otras acciones ordenó al municipio de Metepec otorgar atención médica, psicológica y psiquiátrica especializada, así como apoyo económico mensual vitalicio, consistente en cuando menos un salario mínimo diario vigente, así como  realizar las gestiones necesarias para la adquisición de un inmueble para vivienda escriturado a nombre de la víctima, entre otras acciones.

Para Ángel quien a raíz de la agresión policíaca está postrado en una silla de ruedas ya que una bala afectó su hombro derecho y otra su columna vertebral, la ex alcaldesa está obligada a precisar qué tipo de instrucciones giró una vez que tuvo conocimiento del hecho y también debe explicar por qué no ordenó que de forma  inmediata se pusiera a disposición del Ministerio Público de la Procuraduría estatal, a José Luis “N” “N” y Amaurí “N” “N”, policías municipales que sin justificación alguna le dispararon esa noche y provocaron que perdiera la movilidad de sus piernas de por vida.

Elementos policíacos contra quienes el pasado 29 de septiembre (casi dos años y medio después del registrarse el hecho) se giró orden de aprehensión por el delito de lesiones, aunque hasta el momento no han sido detenidos ya que unos días antes de que la Procuraduría solicitara al juez la petición y éste la concediera, los probables responsables causaron baja de la corporación policíaca de Metepec y hasta el momento están en calidad de no localizables, le precisó a Ángel un agente ministerial de la Procuraduría estatal que investiga el caso.

El joven que por las mañanas estudiaba la Licenciatura en Derecho en el Colegio Mexiquense Universitario, y por las noches trabajaba en la empresa Cinépolis de Galerías Metepec, recordó que a las 23:00 horas de ese martes salió de su centro laboral.

Se subió a una motocicleta y colocándose en la parte de atrás para trasladarse a su hogar, junto con su cuñado Julio César Escobar Gutiérrez –conductor–  y su madre Ángela Sebastián Allende que viajaba en medio, es decir atrás de Julio César y delante de Ángel Martín.

“Cuando volteo a mi derecha, en una de las entradas de Galerías Metepec, veo a este policía hablando con el civil, están hablando, de frente bien amigos, bien todo, de repente, nada más volteo y veo como el civil se echa a correr, el policía desenfunda su arma y le empieza a disparar. No corrió –el policía–, quiero aclarar eso, no corrió atrás de él –probable delincuente—, no intentó jalarlo, no intentó ir por la patrulla y perseguirlo, desenfundó y disparó no en una ocasión, fueron en varias ocasiones”, precisó.

Y añadió “enseguida también disparó su compañero –policía–. Eran dos contra uno y no le dieron; esa situación fue de qué lo tienen de frente y disparan –los policías–, de frente hacia la derecha. Nosotros veníamos atrás hacia la izquierda, creo que no tenía lógica ver esa situación y se voltea –el policía–  y dispara”, recuerda.

Desde la recámara de aproximadamente 2.5 metros de ancho por 4 de largo de su hogar ubicado en los Ejidos de Calixtlahuaca, al norte de la capital mexiquense, Ángel Martín, hermano mayor de la familia Gutiérrez Sebastián integrada en ese año 2013 por dos mujeres –menores–  y su madre,  narró a metricadigital cómo transcurrieron esos segundos, cuando el semáforo ubicado sobre la vialidad Tenango-Toluca esquina con Paseo del Calvario, cambió su luz roja a verde.

“Manejaron que fue una bala perdida, no fue una bala perdida, una bala perdida creo que es al aíre,  ocasionalmente creo que le pega a alguien y en ese momento no. No fue fuego cruzado, porque los presuntos delincuentes nunca dispararon para  que los policías repelieran la agresión; eso fue con toda la intensión de dañar: la primera -–bala–  me dañó el brazo del hombro derecho y la segunda entró en las costillas, entró en la columna de costado, entró y lamentablemente  atravesó, perforó y rompió las costillas del lado derecho, quiso salir del otro lado, saco las dos costillas, hubo mucha sangre adentro”, por lo que fue llevado al hospital privado Centro Médico de Metepec.

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